tag:blogger.com,1999:blog-77223002045636189392024-03-12T16:54:00.208-07:00Curso de literatura para niños y jóvenesFedosy Santaellahttp://www.blogger.com/profile/17928196935012669888noreply@blogger.comBlogger6125tag:blogger.com,1999:blog-7722300204563618939.post-34166797653581837432014-09-07T08:33:00.000-07:002014-09-07T08:35:00.461-07:00¿Existe una literatura infantil?, por Michel Tournier<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Quisera que se me permitiese relatar una experiencia personal en lo que respecta a los libros para niños, porque la considero instructiva.</span><br />
<br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">En 1967 publiqué mi primer libro, una novela titulada <i>Viernes o los limbos
del Pacífico</i> <a href="http://www.imaginaria.com.ar/09/6/tournier.htm#notas">(1)</a>. Tratábase de una nueva versión del
célebre <i>Robinson Crusoe</i> de Daniel Defoe (1719) que en más de dos siglos
transcurridos desde su aparición ha sido "reescrito" innumerables veces. La regla
del juego consistía para mí en ser lo más fiel posible a mi modelo al tiempo que
introducía en él —discreta, secretamente y como de contrabando— todo un bagaje
de ideas filosóficas y psicoanalísticas modernas. Debo aclarar que acababa de
presentarme al concurso de "agregación" en filosofía y que estaba imbuido de las
doctrinas de Jean-Paul Sartre y de Claude Lévi-Strauss.</span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">La relectura de mi novela me hizo advertir inmediatamente sus insuficiencias
y percatarme de cuan lejos me hallaba del ideal que me había propuesto. La filosofía
estaba allí, en cada página, indiscreta, exorbitante, volviendo lento y pesado
el curso del relato. Pronto se me ocurrió la idea de rehacer el libro, aligerándolo
y debastándolo, agregándole episodios puramente narrativos, integrando más íntima
y profundamente la carga filosófica, que no cambiaría pero que tampoco quedaría
a la vista. Valiéndome pues de <i>Viernes o los limbos del Pacífico</i> como de
una especie de borrador, escribí un nuevo libro, <i>Viernes o la vida salvaje</i>
<a href="http://www.imaginaria.com.ar/09/6/tournier.htm#notas">(2)</a>, en el que no hay una sola línea copiada del anterior.</span><br />
<br /></div>
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</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Fue entonces cuando comenzaron las sorpresas. La primera fue la de enterarme
de que había escrito un libro para niños. La brevedad del relato, su limpidez,
el ritmo ágil de los acontecimientos, todo contribuía a hacer que esa breve novela
se convirtiera en el futuro en un "clásico", en el sentido propio del término,
es decir un libro leído en clase. Mientras tanto —y ésta fue la segunda sorpresa—
no encontraba editor. Descubrí al mismo tiempo cómo funcionaban las editoriales
de libros "para niños" o los departamentos de "literatura infantil" de las grandes
editoriales. <i>Viernes o los limbos del Pacífico</i> había sido publicado por
unas doce editoriales extranjeras. Las que tienen una sección de obras "para la
juventud" rechazaron <i>Viernes o la vida salvaje</i> por unanimidad. Las editoriales
especializadas se mostraron asimismo poco acogedoras. ¿Por qué? Porque las ediciones
para niños obedecen a leyes que excluyen por completo la verdadera creación literaria.</span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Sucede que se han formado un concepto a priori del niño, concepto que arranca
directamente del siglo XIX y de una mitología en la que se mezclan Victor Hugo
y la reina Victoria. En los Estados Unidos, el ámbito del libro para niños ha
estado mucho tiempo dominado tiránicamente por la empresa Walt Disney. Esas editoriales
especializadas viven bajo el terror de la vigilancia que ejercen las asociaciones
de padres de familia y de libreros, cierto tipo de periódicos y revistas y una
vasta red de opinión en la que desempeña un papel importante el comentario de
boca en boca. La publicación de un libro para niños que no se adapte a las exigencias
de esa censura entraña no solamente un boicot por parte de la prensa y de los
libreros sino además un desprestigio que se extiende a toda la producción de la
editorial responsable, considerada desde ese momento como sospechosa. Cabe suponer
que cualquier audacia y todo tipo de creación original quedan así rigurosamente
eliminados por las comisiones de lectura. En la mayoría de los casos se fabrican
"moldes" —llamados "colecciones", con un director de colección— en los que unos
seudoescritores vierten incansablemente un producto pedido y programado de antemano.
El público de cada colección es objeto de un retrato-tipo que comprende la edad,
el sexo y la condición social. En muchos casos, todo ello se halla rematado por
una ideología política o religiosa. Si el malaventurado autor de una obra nueva
—que, por definición, no se parece a otra— va a llamar a la puerta de una de esas
fortalezas, es posible que por cortesía retengan su manuscrito durante algunos
días, pero nadie se tomará la molestia de leerlo.</span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Diez años han pasado desde entonces. Gracias al éxito de mis novelas algunas
editoriales han terminado por aceptar mi <i>Viernes o la vida salvaje</i>. Pero
en muchos casos se ha tratado de editoriales puramente literarias e incluso de
vanguardia, como Knopf en Estados Unidos, que no tienen ninguna experiencia en
materia de libros para niños.</span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Así es como he llegado a hacerme seriamente esta pregunta: ¿qué sentido tiene
hablar de libros para niños? Pensándolo bien, esta noción de una biblioteca <i>ad
usum delphini</i> es bastante reciente. En efecto, se origina precisamente en
la mitología victoriana del niño que he denunciado más arriba. Pero, entonces,
¿dónde situar los cuentos de Perrault, las fábulas de La Fontaine, la <i>Alicia</i>
de Lewis Carroll? Y a esas obras maestras habría que añadir los cuentos de Grimm,
los de Andersen, las leyendas orientales, <i>Nils Holgersen</i> de Selma Lagerlöff,
<i>El principito</i> de Saint-Exupéry. Pues bien, creo que es preciso atreverse
a recordar que, con excepción de Selma Lagerloff, esos autores no se dirigen en
modo alguno a un público infantil. Mas, como tenían genio, escribían tan bien,
tan límpidamente, tan brevemente —calidad rara y difícil de alcanzar— que todo
el mundo podía leerlo, <i>incluso los niños.</i> Este concepto de "incluso los
niños" ha llegado a tener para mí una importancia capital y diría que hasta tiránica.
Se trata de un ideal literario al que aspiro sin lograr —salvo una excepción—
alcanzarlo. A riesgo de chocar a algunas personas, voy a decir lo que pienso:
a Shakespeare, Goethe y Balzac se les puede tachar de una imperfección a mi juicio
imperdonable: la de que los niños no puedan leerlos <a href="http://www.imaginaria.com.ar/09/6/tournier.htm#llamada">(<b>*</b>)</a>.
Por lo que a mí respecta, volvería a tomar gustosamente la pluma y me pondría
a trabajar de nuevo en mis otras novelas, <i>El Rey de los Alisos</i>, <i>Los
meteoros</i>, <i>Gaspar, Melchor y Baltasar</i>, para obtener versiones más puras
de ellas, más rigurosas, más diamantinas, hasta el punto de que... incluso los
niños pudieran leerlas. Si no lo hago no es por natural pereza —puesto que para
ello habría que realizar un trabajo inmenso—, sino porque no serviría para nada.
Los adultos no leerían esos "libros para niños" y los niños tampoco, dado que
ningún editor de "obras infantiles" aceptaría esas novelas que escapan a sus "normas".</span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Sin embargo, una vez por lo menos he alcanzado el ideal que me he fijado. Durante
muchos años traté de integrar en una aventura ejemplar, con sólidas bases metafísicas,
a los tres personajes principales de la comedia italiana: Pierrot, Colombina y
Alerquín. Y finalmente lo logré. El resultado es un cuento de unas treinta páginas
titulado <i>Pierrot o los secretos de la noche</i>. Puesto que mi principal editor
había creado una "sección de libros para la juventud", logré que aceptara ese
"libro para niños" que publicó fuera de colección, en un formato único en su editorial,
algo así como cuando antaño se solía demarcar en una ciudad un "barrio reservado",
rodeado de una especie de cordón sanitario. Hay que reconocer que el éxito del
libro hizo que dos años después pasara a formar parte de una colección de la editorial,
un poco como cuando el hijo maldito y echado del hogar por el padre es acogido
nuevamente entre los suyos porque durante su ausencia ha hecho fortuna. Sin embargo,
esas treinta páginas —por las cuales yo cambiaría el resto de mi obra— no encuentran
todavía editor en el extranjero.</span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">A partir del éxito de la segunda versión de <i>Viernes</i> se me invita frecuentemente
a ir a hablar en las escuelas de Francia y de los países de habla francesa. Yo
escucho las preguntas de los niños y me esfuerzo por responder a ellas. No son
más "pueriles" que las que habitualmente hacen los adultos y, en su conjunto,
quizás lo son menos. De modo brutal van siempre directamente a lo esencial. ¿Cuánto
tiempo tarda en escribir un libro? ¿Cuánto gana usted? Si hay faltas de ortografía
en su manuscrito, ¿qué dice su editor? ¿Qué hay de verdad en sus historias?</span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Estas preguntas y cien más me han enseñado mucho por las respuestas que me
han obligado a inventar, pues por principio respondo siempre sincera y detenidamente.
La última de las preguntas que he citado pone en entredicho toda la estética literaria.
¿Es preciso recordar que Marthe Robert tituló su último libro <i>La verdad literaria?</i>.
Yo suelo responder escribiendo ante todo en el encerado o pizarrón una frase de
Jean Cocteau: "Yo soy una mentira que dice siempre la verdad". Luego cuento los
orígenes del <i>Robinson Crusoe</i> de Daniel Defoe. Hubo un hecho real: el timonel
escocés Alexander Selkirk estuvo abandonado durante cuatro años y cuatro meses
en la isla de Juan Fernandez, en el Pacífico. Es a partir de esta historia verdadera
como Defoe escribió su <i>Robinson.</i> Ahora bien, existe la historia de Selkirk,
tal como la consignó por escrito el comandante Wood Rogers que le recogió y le
llevó de regreso a su patria. Pero ¿quién ha leído ese informe? Nadie, salvo algunos
especialistas. Por el contrario, el <i>Robinson</i> de Defoe tuvo y sigue teniendo
un inmenso éxito internacional. ¿Por qué razón la ficción excede hasta ese punto
en la mente de los hombres de la pura y simple verdad?</span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">La pregunta es temible y quien supiera responder a ella habría descubierto
la clave de las obras maestras. Sin ambicionar tanto, voy a esforzarme por aclarar
un poco ese misterio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Lo más extraordinario del <i>Robinson Crusoe</i> de Defoe es que uno no se
contenta con leerlo. Creo incluso que en fin de cuentas se lee bastante poco en
su versión completa y auténtica. Lo que da fuerza y valor a esa obra es que suscita
una necesidad irresistible de reescribirla. De ahí que existan, como he indicado
ya, innumerables versiones, desde <i>La isla misteriosa</i> de Julio Verne hasta
el <i>Robinson suizo</i> de Wyss, pasando por <i>Susana y el Pacífico</i> de Giraudoux
y las <i>Imágenes para Crusoe</i> de Saint-John-Perse. Hay en algunas obras maestras
—y por ello figuran en primera línea de la literatura universal— una incitación
a crear, un contagio del verbo creador, una puesta en marcha del proceso inventivo
de los lectores. Yo confieso que para mí esa es la cumbre del arte. Paul Valéry
decía que la inspiración no consiste en el estado en que se encuentra el poeta
cuando escribe, sino en el estado en que el poeta que escribe espera poner a su
lector. Pienso que de tal afirmación cabría hacer el fundamento de toda una estética
literaria.Pero ¿no equivale esto a esperar que una obra de arte posea ante todo una determinada
virtud pedagógica? Montaigne decía que enseñar a un niño no es llenar un vacío
sino encender un fuego. Creo que no se podría pedir más. En cuanto a mí, lo que
he ganado es cierta llama que veo a veces brillar en los ojos de mis jóvenes lectores,
la presencia de una fuente viva de luz y de calor que se instala de ahora en adelante
en un niño, encedida por la virtud de mi libro. Recompensa rara ésta, y que no
tiene precio, a todos los esfuerzos, a todas las soledades, a todos los malentendidos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(1) Hay que reconocer que, de todos modos, algunos
poemas de Goethe se recitan en las escuelas europeas. </span><br />
<br />
<span style="font-size: small;">(2)
<b><i>Viernes o la vida salvaje</i>.</b> Barcelona, Editorial Noguer, 1981; colección
Cuatro vientos. Traducción de Mercedes Pastor. Ilustraciones de Juan Ramón Alonso
Díaz-Toledo). Publicamos una reseña crítica sobre este libro en la siguiente dirección:
<a href="http://www.imaginaria.com.ar/02/2/viernes.htm">www.imaginaria.com.ar\02\2\viernes.htm</a> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<a href="https://www.blogger.com/null" id="notas" name="notas"></a>
<br />
<hr />
<a href="https://www.blogger.com/null" id="tournier" name="tournier"></a> <br />
<hr />
<b><img align="left" alt="Foto de Michel Tournier" src="http://www.imaginaria.com.ar/09/6/tournier.jpg" height="136" width="211" />Michel
Tournier</b> nació en París en 1924. Es escritor, ensayista, estudió filosofía,
ejerció el periodismo y fue productor y director de radio y televisión. Está considerado
entre los representantes más importantes de la literatura francesa contemporánea.
Recibió numerosas distinciones por su obra, como el Premio Goncourt y el Gran
Premio de la Academia Francesa. Además de los ya citados en el artículo, algunos
de sus libros editados en castellano son <i>La gota de oro</i>, <i>El vagabundo
inmóvil</i>, <i>El urogallo</i>, <i>Gilles y Juana</i> y <i>Medianoche de amor</i>.<br />
<br />
<br />
Texto tomado de revista on-line Imaginaria Fedosy Santaellahttp://www.blogger.com/profile/17928196935012669888noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7722300204563618939.post-77728683292144787322014-09-07T08:20:00.002-07:002014-09-07T08:23:33.461-07:00Abrir el juego en la literatura infantil y juvenil de Cecilia Bajour y Marcela Carranza <div>
<div>
<div>
<br />
<span style="font-size: large;"></span><br />
<div align="right">
<span style="font-size: large;">(...) No digan nunca: ¡esto es natural!<br />
Con el fin de que nada pase por inmutable.<br />
En lo familiar, descubran lo insólito,<br />
En lo cotidiano, develen lo inexplicable.<br />
Que todo lo que se ha dicho habitual,<br />
Cause inquietud. (...)</span>
<span style="font-size: large;"><b> Bertolt Brecht</b></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><b>La literatura infantil y juvenil como problema de la literatura </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Brecht dice en su poema: "no digan nunca: esto es natural".</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Es una idea interesante cuando se trata de pensar hoy en la literatura infantil.
Como mucho de lo que tiene que ver con el mundo de los niños, la literatura
infantil hipotéticamente pertenece al territorio de lo conocido, de lo
familiar, de lo fácilmente dominable o apresable por la razón y
los sentidos. Con los libros para chicos parece, pero sólo parece, estar
todo bien... Son libros para chicos... ¿qué problema puede haber?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Quizás podríamos comenzar estas palabras diciendo que estamos
acá porque la literatura infantil nos genera inquietud, no nos deja tranquilas…
Hacernos problema por algo tan frecuentemente visto como simple es desnaturalizarlo.
Tratarlo como le corresponde a un hecho de la cultura. Y ningún hecho de
la cultura es neutral o simple.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Tratar a la literatura infantil fundamentalmente como literatura supone meterse
en un apasionante problema. Y pensar la literatura que se escribe para los chicos
cuestionando quién la lee y cómo la lee, si se cruza con lo anterior,
es todavía más interesante. Estas dos miradas, la que nos brindan
los estudios literarios y la preocupación por los lectores y sus prácticas,
serán las que nos guíen en este intento por problematizar a la literatura
infantil.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">¿Por qué es un problema tratar a la literatura infantil desde
su especificidad literaria, o sea, desde su pertenencia a la literatura?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Fundamentalmente, porque si observamos la historia de los estudios sobre literatura
infantil y muchas de las formas actuales de abordarla, veremos que es infrecuente
que la mirada literaria esté puesta en juego. Esto tiene mucho que ver
con las marcas de origen de esta literatura. Desde su nacimiento la literatura
infantil estuvo embarcada en lo formativo entrelazado con el deleite, como decía
<span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/4/perrault.htm">Perrault</a> </span>en
la introducción a los cuentos de <i>Mi madre la oca</i>. Si el deleite
en la lectura está más del lado del arte y del juego, y lo formativo,
más del lado de los intereses educativos, podríamos decir que en
la tensión entre ambos bandos, la mayoría de las veces, de las maneras
más variadas, salió ganando el educativo. Es que la infancia, desde
que empieza a ser mirada como algo distinto en la corriente de la vida (no mucho
más de doscientos años a esta parte), es una porción del
tiempo humano que razonablemente es vista como la de los aprendizajes. La cuestión
es en nombre de qué y bajo qué formas se promueven esos aprendizajes.
En el caso de la literatura infantil, muchas veces ha sido a costa de la libertad
del lector. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Una de las formas en que pueden observarse muchas de las marcas que constituyen
a la literatura infantil es mirando este objeto desde una perspectiva histórica
y no como algo dado sólo por las características de su destinatario,
aún cuando este influya enormemente. En un análisis sobre los orígenes
de la literatura infantil Maite Alvarado <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(1)</a></span>,
siguiendo a Roger Chartier, recuerda el caso de la "Biblioteca Azul" en Francia.
Se trató de un emprendimiento editorial que entre los siglos XVII y XVIII
se dedicó a adaptar para lectores populares textos religiosos, literarios
y de información general. Esta idea de adaptación a un determinado
lector, recién llegado a la lectura escrita, es fundamental para pensar
muchas de las operaciones que luego se hicieron cuando de escribir para niños
se trataba. En el caso de los textos de la "Biblioteca Azul", las reformulaciones
que se hicieron a los textos originales estaban destinadas a facilitar la oralización.
Se pensaba en un lector más familiarizado con las prácticas orales
que con las escritas, y aquí vemos un nuevo paralelismo con el destinatario
infantil, sobre todo con el que recién se inicia en las prácticas
lectoras. También se lo representaba con una capacidad de concentración
escasa, con tendencia a interrumpir frecuentemente la lectura. Por esta razón
en estas adaptaciones era necesario recurrir a ayudamemorias para no perder el
hilo de la narración y a ayudas gráficas. Para que el texto escrito
se pareciera lo más posible al texto oral, se reducían los relatos
eliminando descripciones, de modo que se preservaran sólo las acciones
y se simplificaban las oraciones. Por otra parte, y esto nos recuerda nuevamente
el origen tan ligado a lo formativo de la literatura infantil, las adaptaciones
de los textos tenían que ver con razones morales o religiosas, ya que se
eliminaba todo aquello que fuera contra la moral o la ideología de la época.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">El lector que se imaginaban los que llevaron a cabo el dispositivo de la "Biblioteca
Azul" nos recuerda fuertemente la situación narrativa que propone la autora
<a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/9/wolf.htm"> <span style="color: blue;">Ema Wolf</span></a><span style="color: blue;">
</span> en su libro <i><span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/02/0/fernandez.htm">Historias
a Fernández</a></span></i> <a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas"><span style="color: blue;">(2)</span></a>.
Este libro plantea ficcionalmente desde una perspectiva humorística la
preocupación del autor de libros para chicos por capturar a su exigente
y en muchos casos esquivo lector. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Fernández es un gato (nunca llamado como tal en el relato) destinatario
de tres historias narradas al hilo por su dueña. Narrar y tener éxito
en la narración en este caso es cuestión de vida o muerte ya que
Fernández ha sufrido una caída desde las alturas y no debe quedarse
dormido en las tres horas posteriores a su contusión. El plan de la dueña
consiste en narrarle una historia por hora. La habilidad para narrar y el uso
eficaz de todos los trucos posibles, hasta los más desopilantes, para mantener
la atención de Fernández es lo que permite llegar a un desenlace
exitoso. La narradora, tal como seguramente lo harían los que oficiaban
de lectores orales de los textos de la "Biblioteca Azul", interrumpe a cada rato
su relato reclamando la atención de su destinatario, buscando formas de
atraerlo: <i>"¿Hasta acá vamos bien? Vamos bien."</i> o <i>"¿Qué
tal? ¡No te esperabas esto! Yo tampoco."</i>; estas son, entre otras, las
apelaciones incesantes y recursos de todo tipo utilizados para mantener en estado
de alerta a Fernández. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Esta situación inventada por Ema Wolf parece parodiar la fuerte determinación
del destinatario en la literatura infantil, aunque no sea él quien decide.
Es decir, la literatura para niños supone una relación asimétrica
entre emisores y mediadores adultos, y destinatarios niños. Cuando hablamos
del destinatario no nos referimos a esos niños reales, concretos, impredecibles
como son los niños que tenemos frente a nosotros en casa o en el aula,
sino a representaciones de niños. De aquello que imaginamos los adultos
que es un niño, sus supuestos intereses, gustos, necesidades, deseos, miedos...
La literatura infantil en muchos casos se ata a una figuración rígida
del destinatario, y esta representación del niño está presente
no sólo en decisiones del autor, sino también en maestros, bibliotecarios,
padres, editores, libreros, etc.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Los supuestos que el público lector adulto tiene en general sobre la
literatura infantil suelen estar marcados por criterios de lo que se considera
simple para lectores que recién entran al mundo de los libros. Así
lo analizó una teórica israelí, Zohar Shavit <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(3)</a></span>,
basándose en las operaciones de adaptación que se realizan de textos
canónicos, como los clásicos por ejemplo, a formatos masivos, como
los cuentos que se venden en los kioscos, o las películas Disney, etc.
En un recorrido fugaz por estos supuestos podemos ver que la sujeción a
los géneros conocidos (y por supuesto, los que ofrecen menos incertidumbre),
el predominio de líneas narrativas únicas y fuertemente tramadas,
la presentación de personajes que evaden la complejidad, el descarte de
todo lo que se considera accesorio a los núcleos narrativos como descripciones
u otras formas de detención de la dinámica narrativa, y la adhesión
a temáticas que no pongan en cuestión las ideologías hegemónicas,
entre otros rasgos, son los que siguen predominando en mucha de la literatura
para chicos que hoy se edita. Esta idea de lector, como podemos fácilmente
comprobar, se acerca muchísimo al que prefiguraron los adaptadores de las
primeras épocas de la literatura infantil. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">El encasillamiento en la representación de los lectores, según
Maite Alvarado y Elena Massat <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(4)</a></span>,
está íntimamente relacionado con algunas marcas que identifican
a muchos de los textos que se producen en la literatura infantil. Una característica
que las engloba es la tendencia a la repetición, que también tiene
una explicación en el origen oral de los relatos infantiles, por un lado,
y en que se piensan para ser oralizados, por otro (sobre todo aquellos que se
dirigen a los lectores más pequeños). </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">¿Qué es lo que se repite en los textos para chicos? Puede ser
aspectos formales como construcciones sintácticas, léxico o estructura
narrativa, o bien personajes, espacios, conflictos e incluso géneros. Muchas
veces la repetición se da en forma de explicación. Entonces se vuelve
a decir entre paréntesis lo que ya se había dicho. Algunos autores
abusan de esto, quizás porque subestiman al destinatario y no quieran dejar
los sentidos de su texto librados al azar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">La relación entre texto escrito e ilustración, otro de los rasgos
constitutivos de los libros para chicos, muchas veces también es un ejemplo
de la repetición. Nos referimos a aquellas propuestas en las que la ilustración
se limita a reiterar lo que dice el texto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="color: blue; font-size: large;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/3/montes.htm">Graciela Montes</a> </span><span style="font-size: large;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas"><span style="color: blue;">(5)</span></a>
plantea que se puede observar en la literatura infantil una serie de mandatos
que subyacen a muchas de las propuestas destinadas a los chicos. Estos mandatos
suelen estar basados en ideas sobreprotectoras acerca de los lectores infantiles.
Uno de ellos es el mandato de lo familiar. De ese modo, en el caso de la literatura
infantil argentina, vemos una tendencia a la repetición de los espacios
representados. Pululan los cuentos que suceden en el barrio o en la escuela, o
sea en los mundos supuestamente cercanos a la vivencia del niño (sobre
todo urbana y de clase media). También los textos rebosan de personajes
vinculados a esos mundos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Algo similar sucede en muchas de las llamadas novelas juveniles, novelas "burocráticamente
realistas y convencionales" <a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas"><span style="color: blue;">(6)</span></a>.
En ellas se repiten hasta el hartazgo los narradores protagonistas en primera
persona (en forma de diario o de género epistolar), infaliblemente adolescentes
con los cuales debería identificarse el lector. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">El mercado editorial suele sentirse a sus anchas con la tendencia repetitiva
de la literatura infantil y juvenil, ya que es una manera cómoda de homogeneizar
propuestas, lectores y formas de leer y, por supuesto, garantizar las ventas a
toda costa, aun cuando se trate de productos culturales que como tales, exigirían
otro tratamiento a la hora de su producción y comercialización.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">La consecuencia principal del uso abusivo de la repetición es la inmensa
cantidad de textos estereotipados, previsibles, ajenos a las innovaciones formales.
Mucha de esta literatura es "autista" respecto de la serie literaria en general,
así como a otras zonas de la cultura próxima al mundo infantil como
el cine, la televisión, la historieta, la publicidad o los video juegos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: red; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;"><b>La transmisión de valores en la literatura para chicos </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;"><i>La experiencia de la literatura, si alguna vez va de verdad, si alguna vez
es verdadera experiencia, siempre amenazará con su fascinación irreverente
la seguridad del mundo y la estabilidad de lo que somos. Jorge Larrosa. </i><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas"><span style="color: blue;"><i>(7)</i></span></a></span>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">La literatura, la lectura de textos literarios pone en peligro las seguridades
que sobre el mundo hemos construido, nos dice esta cita de Larrosa, y es a partir
de esta "fascinación irreverente" que violenta las verdades fosilizadas
<i>que nos dan el mundo como algo ya pensado y ya dicho, como algo evidente, como
algo que se nos impone sin reflexión</i>. <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(8)</a></span> Allí está el poder
transformador de la literatura, nos dice Larrosa, y no en aquellos textos que
se dirigen al lector diciéndole cómo debe pensar el mundo y a sí
mismo, y qué debe hacer "para cambiarlo". </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Desde hace no mucho tiempo atrás ha tomado fuerza inusitada, dentro
del campo de los libros para chicos y jóvenes, un discurso sobre el que
quisiéramos abrir la reflexión en esta oportunidad. Nos referimos
a la llamada "educación en valores" a través de los textos literarios.
Quisiéramos aquí preguntarnos por esta necesidad de vehiculizar
valores a través del arte y la literatura para chicos. ¿Por qué
la literatura infantil ha resultado tan permeable a este discurso que parece provenir
de diversos ámbitos como el pedagógico, el editorial, los medios
de comunicación, e incluso el poder político?.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">¿Cuánto hay detrás de este mensaje pro-valores de "buenas
intenciones" pedagógicas y morales, y cuánto hay de estrategia de
marketing, de puerilidad, de autoritarismo y manipulación ideológica,
tanto si se lo observa desde la ética como del arte?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">A casi nadie se le ocurriría hoy en día predicar la necesidad
de transmitir valores a través de la literatura para adultos (al menos
desde la literatura consagrada). Sin embargo no sucede lo mismo con el arte y
los libros para chicos. ¿Por qué?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Quizás, no sólo debamos reflexionar sobre la función del
arte y la literatura, sino también acerca de nuestra concepción
de los destinatarios de ese arte, ¿cuál es nuestra mirada sobre
los niños y los jóvenes, cómo nos situamos frente a ellos,
y entre ellos y los objetos artísticos que les están destinados?.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Colecciones completas dedicadas al binomio valores-literatura, libros "hechos
por encargo" para cubrir una demanda editorial: hay libros para enseñar
ecología, para hablar de la discriminación, para tratar "temas difíciles"
como la droga, el sida, la pobreza, la guerra... Las editoriales embarcadas en
esta cruzada nos ofrecen catálogos, afiches, cuadernillos con actividades,
toda una suerte de "merchandising" de los valores. Pero para llevar a cabo esta
difusión del "deber ser" no sólo se recurre a los libros prefabricados
con este propósito, la mejor literatura infantil también es sometida
a esta operación. Y entonces nos encontramos con libros de <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/0/dahl.htm">Roald Dahl</a></span> o de Tony
Ross incluidos en una tabla de doble entrada destinada a los docentes, en la cual
se especifica muy didácticamente qué valores corresponden al libro
en cuestión. Estas acciones llegan al absurdo de suponer que un libro "es
mejor" (y por lo tanto debiera ser elegido para su compra) en la medida en que
mayor sea la cantidad de valores morales incluidos en él. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Las editoriales que actúan de este modo piensan que así venderán
más, y sabemos que para la producción de textos infantiles, al menos
en nuestro país, el mercado cautivo por excelencia es la escuela. Entran
a jugar en relación con esto el currículum y los contenidos transversales.
Programas que se traducen en actividades en donde la función del cuento
en el aula es la de moldear la imaginación infantil según un proyecto
adulto del "deber ser", que supone un control eficaz del sentido, la limitación
interpretativa del lector, la restricción de la polisemia de los textos.
Por suerte ese control no siempre es tan eficaz y los lectores encuentran formas
no oficiales de leer que escapan incluso a las intenciones de los mediadores,
y en algunos casos de los textos mismos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Esta situación nos lleva a pensar en el estado actual de la formación
de los docentes en el área de la literatura. A partir de la experiencia
de capacitación podemos afirmar que una gran parte de los institutos de
formación no brindan las herramientas necesarias a los futuros maestros
o profesores para que en diversas situaciones de lectura puedan abordar un texto
literario desde su especificidad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">En publicaciones especializadas, congresos, jornadas, mesas redondas, especialistas
del campo se obstinan en instalar el predominio de la función social en
los textos destinados a niños y jóvenes. A todo esto debemos sumar
la pobreza del debate y la discusión. Como si este sometimiento de lo literario
a los valores fuera algo incuestionable.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Habría que preguntarse por qué hoy tiene tanta fuerza este discurso
dogmático de la pérdida de los valores, y su necesaria transmisión
a las nuevas generaciones. También deberíamos preguntarnos por qué
la literatura y otras ficciones parecen ser la forma privilegiada para esta transmisión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">¿Qué concepción de la lectura y del lector supone este
uso moral de lo literario?, porque no nos engañemos: la llamada "educación
en valores" no es sino una nueva forma <i>aggiornada</i> de la vieja moralina
a la que históricamente ha estado ligada la literatura infantil desde sus
inicios. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Ciertas rutinas de lectura en el aula suponen un contexto en que el lector
a priori cuenta con que el mensaje está allí para "ser bajado",
para intervenir en su formación. No es extraño encontrar casos en
los que textos irreverentes como "¡Silencio, niños!" <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(9)</a></span>,
de Ema Wolf, en el que la parodia del deber ser escolar es justamente uno de sus
significados más notorios, sea leído por algunos docentes a sus
alumnos para enseñarles las reglas del buen comportamiento en el aula.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Dice Jorge Larrosa: <i>"La literatura excede y amenaza tanto lo que somos como
el conjunto de las relaciones estables, ordenadas, razonables que constituyen
el orden moral racionalmente ordenado. La literatura, como la infancia, pone en
cuestión la validez del mundo común."</i> <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(10)</a></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Quizás el mayor peligro al que se ha visto tentada la pedagogía
es el haberse visto constructora del mundo, la dueña del futuro, nos dice
también Larrosa en su artículo "El enigma de la infancia". <a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas"><span style="color: blue;">(11)</span></a></span>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Si escuchamos o leemos los enunciados en torno a la "educación en valores"
a través de los textos infantiles y juveniles, sentimos esta fuerte impronta
autoritaria. Se toma de la literatura su carácter gratuito, se la despoja
de su libertad y se la pretende transformar en vehículo útil y eficiente
para construir seres humanos "mejores" que harán un mundo "mejor" (según
nuestros proyectos, claro). Voluntad de dominio sobre las nuevas generaciones,
voluntad de dominio, "antídoto" frente a la palabra literaria.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: red; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;"><b>La búsqueda de nuevos aires para la literatura infantil en Argentina</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Afortunadamente no toda la literatura infantil y juvenil se somete a aquellas
marcas que la acercan más a lo formativo y la alejan de lo estético.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Un pequeño paseo histórico por lo sucedido en el campo de la
literatura infantil argentina hace ya dos décadas nos puede ayudar a ver
cómo se intentó e intenta "salirse de las casillas" frente a los
textos fuertemente escolarizados y frente al silencio impuesto por la dictadura
militar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">El retorno de la democracia significó una eclosión de la producción
literaria para chicos y jóvenes y de los intentos de instalación
de un campo particular con actores y reglas propias. Sin embargo, sería
injusto no recordar algunas figuras anteriores a este momento histórico
que fueron decisivas por su mirada decididamente literaria y muy cercana a la
cultura de los chicos. Nos referimos en particular a dos de ellas, <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/01/9/walsh1.htm">María
Elena Walsh</a> </span> y <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/08/9/villafane.htm">Javier
Villafañe</a></span>. Ambos tuvieron una particularidad destacable y original:
unieron a una forma de escribir desenfadada y absolutamente marcada por los juegos
con el lenguaje (con una total ausencia de las intenciones formativas), una experiencia
riquísima con otras formas de la cultura popular infantil como son la canción
(en el caso de Walsh) y el teatro de títeres (en el de Villafañe).
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">A partir del año 84, como decíamos antes, se produjo un muy interesante
cambio en la visión de la literatura infantil que se manifestó en
varios frentes. En el caso de la producción literaria, un grupo de escritores
que tenían en común no pertenecer al ámbito pedagógico,
varios de ellos egresados de la Carrera de Letras, comenzaron a publicar una literatura
que intentó un quiebre con aquello que tuviera que ver con la exigencia
pedagógica. Nos referimos a autores como Graciela Montes, Ema Wolf, <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/5/cabal.htm">Graciela
Cabal</a></span>, <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/02/1/devetach1.htm">Laura
Devetach</a> </span> (que ya venía buscando otras formas de hacer literatura
para chicos desde los '70), <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/1/marino.htm">Ricardo
Mariño</a></span>, <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/02/3/roldan1.htm">Gustavo
Roldán</a></span> y <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/03/5/schujer.htm">Silvia
Schujer</a></span>, entre otros. Una de las peculiaridades de este grupo fue que
se conformó, más explícitamente en unos casos que en otros,
con un ideario de resistencia al autoritarismo imperante hasta el momento. Produjeron
textos donde se veía una preocupación por buscar otro lenguaje,
otras temáticas (muchas de ellas hasta entonces vedadas por la censura
y la autocensura), otras relaciones con la ilustración, entre otras formas
de renovación formal y argumental. El humor, en sus variadas formas fue
el camino más transitado por el que se buscó crear una nueva estética.
Estas producciones tuvieron cabida gracias a unas pocas editoriales que apostaron
a una nueva relación con los lectores infantiles y con la escuela. Las
que más se destacaron en este intento fueron Libros del Quirquincho y Colihue,
además de algunas colecciones específicas dentro de grandes editoriales.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Otro de los frentes donde hubo una importante renovación fue el de la
mediación entre los libros y los chicos. El papel que jugaron entonces
muchos bibliotecarios, maestros, padres y otros mediadores fue de apropiación
y divulgación original y entusiasta de toda esta movida incluso en lugares
del país que hasta el momento habían sido privados del derecho a
leer lo nuevo que se producía. El Plan de Lectura del ‘85 dio un
considerable impulso a esta llegada con autores y libros a zonas antes olvidadas.
Comenzó una época de Jornadas y Congresos donde diversos actores
del campo de la literatura infantil comenzaron a reunirse y a pensar algunos temas
que, quizás con demasiada frecuencia, se limitaron a preguntarse si la
literatura infantil y juvenil era un género menor o no, o cómo había
que promocionar la lectura. En cambio, la especificidad de la literatura infantil
o sus vínculos con la cultura de la infancia y sus particulares formas
de leer diversos lenguajes artísticos, entre otras cuestiones que ubicarían
a este objeto dentro de la literatura y no tanto como a un producto cultural subsidiario
de la educación, no fueron y todavía distan de ser temas centrales
de los lugares donde se reúnen y discuten los mediadores. El de la literatura
infantil fue y sigue siendo un campo bastante autocomplaciente y reacio a los
nuevos aires que una crítica seria habilitaría.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Sin embargo, en los años '90, todo este impulso que se caracterizó
por "salirse de las casillas" comenzó a ser reubicado por algunos fenómenos
que redujeron ese dinamismo inicial a un nuevo encorsetamiento. Una gran parte
de lo que era una novedad e intentaba tener un carácter autónomo,
en los últimos años de los ‘80, fue sometido a algunas operaciones
del mercado, en muchos casos en alianza con la institución escolar. Nos
referimos a maniobras tales como la canonización de varios de los autores
que habían participado de la renovación que antes comentamos. Se
llegó al punto, que aun continúa con fuerza, de publicar casi en
forma exclusiva lo conocido, lo que garantice las ventas. También se instituyeron
modas que explotaban determinados géneros en detrimento de otros. Aquellos
tipos de libros que plantean algún tipo de experimentación estética
escasean en las publicaciones hechas en el país, y las traducciones o las
compras de derechos de obras extranjeras se reducen a una mínima expresión,
dejando fuera del alcance de los lectores argentinos obras y autores consagrados
a nivel mundial. Algunas editoriales que habían encabezado el movimiento
de renovación desaparecieron. El lugar de la literatura infantil sigue
sostenido por los grandes grupos, consolidados en esos años, que a pesar
de la tendencia a la uniformación del mercado no pueden evitar de vez en
cuando la edición de nuevos autores y obras interesantes. Hoy podemos hablar,
afortunadamente, en diversos lugares del país, de nuevos emprendimientos
por parte de editoriales pequeñas que buscan instalar nuevas miradas estéticas,
aunque, claro está, su presencia en el mercado es limitada y en inferioridad
de condiciones respecto a los grandes grupos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Un logro de los ‘90 fue el crecimiento importantísimo del papel
de la ilustración en los libros infantiles. A la gran calidad y cantidad
de ilustradores argentinos se le suma una historia de lucha muy interesante y
original por la conquista de sus derechos junto a los escritores. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: red; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;"><b>El humor y el libro-álbum, géneros innovadores en la literatura
infantil</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Uno de los medios a través de los cuales la literatura infantil actual
ha logrado burlar la intención pedagógica ha sido la parodia <a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas"><span style="color: blue;">(12)</span></a>.
La parodia permite a los textos infantiles tematizar y a su vez leer desde una
distancia crítica los lugares comunes de la literatura infantil y juvenil,
sus marcas fosilizadas. Por otra parte su necesaria referencia a otros textos
o géneros parodiados obliga al juego intertextual; es decir a la apelación
a otras obras, géneros, personajes, estilos... de la literatura infantil
y juvenil, o incluso de la serie literaria o de la cultura en general. Muchos
textos humorísticos escapan a lo establecido, no temen desarmar estructuras
narrativas convencionales a través del juego con otros lenguajes (como
el espectáculo, el cine, las series televisivas...), experimentan con géneros
dentro y fuera de la serie literaria. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Pero no sólo la parodia brinda posibilidades de innovación en
los textos infantiles. También el humor absurdo ha venido a ocupar un lugar
importante dentro de nuestra literatura para chicos. Ejemplos a destacar dentro
de este género son: <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/11/9/mocypoc.htm">Historias
de los señores Moc y Poc</a> </span> <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(13)</a></span>
de <span style="color: blue;"> <a href="http://www.imaginaria.com.ar/01/3/pescetti.htm">Luis María
Pescetti</a></span>, y <i>Los imposibles</i> <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(14)</a></span>
de Ema Wolf. No es casual que el absurdo sea uno de los géneros menos frecuentados
en las aulas (a pesar de tener una larga tradición dentro de la literatura
en nuestro país con autores como Julio Cortázar y Macedonio Fernández).
El humor absurdo supone la transgresión a las leyes lógicas y racionales
que organizan nuestra comprensión del mundo, así como a las normas
del lenguaje con el que pretendemos dar cuenta de esa realidad. En la contratapa
de <i>Historias de los señores Moc y Poc</i> Pescetti señala respecto
de los personajes: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;"><i>"Ellos no miran las cosas como todos lo hacemos, y de esa manera ‘las
desarman’. Desarman la realidad, desarman el lenguaje, y al hacerlo nos
ayudan a verlo así y a preguntarnos ¿por qué no?, con lo
cual le devuelven un poco de gracia y libertad al mundo." </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">El humor, tanto en nuestro país como en la literatura universal, ocupa
uno de los lugares más relevantes en la producción de textos actuales.
Autores como Roald Dahl, <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/12/5/rodari.htm">Gianni
Rodari</a></span>, <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/11/2/lindgrenganadores.htm#nostlinger">Christine
Nöstlinger</a> </span> o <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/05/1/manolito.htm#lindo">Elvira
Lindo</a> </span> permiten con su humor irreverente la desmitificación
tanto de aspectos temáticos como formales de la tradición literaria
para chicos, así como de la relación adulto niño inherente
a esa tradición. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Críticos y especialistas vienen señalando un tipo de libros,
relativamente nuevo, propio de la literatura para chicos, como particularmente
experimental. Se trata del <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/08/7/librosalbum.htm">libro-álbum</a></span>,
un género que se ha configurado en sus características actuales
durante los años '60 y que ha tenido difusión en nuestro país
a fines de los '80 y durante la década de los '90. <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(15)</a></span></span>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Los especialistas que intentaron definirlo destacan como constitutiva de este
género la relación entre el texto y las ilustraciones, pero en el
libro-álbum suele establecerse un contrapunto entre la imagen y la palabra,
donde la imagen muestra lo no dicho por la palabra, o la palabra dice lo dejado
a un lado por la imagen. En este tipo de libros, todos los elementos que lo constituyen
(incluidos el diseño gráfico, la edición, etc.) participan
en la producción del sentido.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Entre las diversos modos que adopta la experimentación en los libros-álbum
es común encontrarse con la transgresión de las formas convencionales
de narrar, ya sea a través de la fragmentación del texto o incluso
de la adopción de estructuras propias de la lírica, y en particular
de la poesía infantil para narrar una historia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">La profusión de referencias intertextuales es otra marca frecuente en
este tipo de libros. A través de dichas alusiones los libros álbum
dialogan con diversas manifestaciones de la cultura actual y de la tradición:
otras obras literarias, el cine, la historieta, la publicidad, las artes plásticas,
los dibujos animados... Este es el caso de la obra del inglés <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/2/browne.htm">Anthony
Browne</a> . <a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(16)</a></span> El juego intertextual que en este
autor se manifiesta especialmente en las ilustraciones, deviene parodia, homenaje
y desacralización de las grandes obras pictóricas y de otros referentes
de nuestra cultura. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">En los libros-álbum la necesidad de certidumbre atribuida habitualmente
a los libros infantiles se ve a menudo violentada por la ruptura de los límites
entre los planos de ficción y realidad. Un ejemplo de ello son los libros
del norteamericano <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/06/8/vanallsburg.htm">Chris
Van Allsburg</a> </span> <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(17)</a></span>,
en cuyas historias a menudo la irrupción de lo sobrenatural pone en jaque
las seguridades y certezas de lo real. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">En la <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/08/4/chatterton.htm">serie del detective
John Chatterton</a> </span> de Yvan Pommaux <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(18)</a></span>
podemos observar otra de las características innovadoras de la narrativa
actual: la mezcla de géneros literarios. En estos libros la hibridación
de géneros constituye la base sobre la que se construyen los relatos. Los
cuentos tradicionales infantiles, como "Caperucita Roja", "Blancanieves" y "La
Bella Durmiente", son narrados siguiendo las convenciones del policial negro,
el cine y la historieta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Un texto ficcional convencional, como suelen serlo los libros infantiles, tiende
a volver invisibles sus técnicas de construcción. Lector y texto
comparten ciertas reglas implícitas, cuyo ocultamiento permite el efecto
de inmersión en la historia. Poner al descubierto las técnicas de
la ficción, tanto en el texto como en las imágenes es otra de las
formas que adopta la experimentación en los libros-álbum. Se trata
de textos que se proponen poner en evidencia la construcción de la ficción,
tratando al texto como un artefacto construido. Ejemplo de esto es <i><span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/07/5/flor.htm">La
flor más grande del mundo</a></span></i> de José Saramago y João
Caetano <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(19)</a></span>, donde la voz narrativa finge
ser la del autor y la historia que se cuenta versa sobre el acto de contar esta
historia. Otros ejemplos en los que la literatura se propone hablar de sí
misma, fuera del género libros-álbum, y dentro de la literatura
nacional son: la ya mencionada novela de Ema Wolf <i>Historias a Fernández</i>
y <i>Cuento con ogro y princesa</i> <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(20)</a></span> de Ricardo Mariño. En
el caso del cuento de Mariño se parodian los personajes y acciones habituales
de los cuentos de hadas (algo que se ha vuelto lugar común en la literatura
infantil actual), pero se da una vuelta de tuerca al juego paródico mediante
la "confusión" de mundos que implica incluir al autor y su hacer dentro
de la historia, en un grado de igualdad respecto de los personajes por él
"creados". Esta confusión de planos de realidad (en este caso entre "autor"
representado y personajes de la historia que escribe), derriba uno de los límites
infranqueables para el verosímil realista: el límite entre ficción
y realidad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">La presencia de las imágenes en los libros destinados a los niños
posee una larga tradición que se remonta al <i>Orbis Pictus</i> de Comenius
publicado en 1658. También las "Alicias" de Lewis Carroll contenían
ilustraciones desde la versión manuscrita del autor <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas">(21)</a></span>.
Sin embargo, persiste en nuestra cultura, y en particular en el ámbito
educativo, un preconcepto según el cual la imagen en los libros infantiles
está destinada sólo a decorar o acompañar pasivamente al
texto. Esta subordinación de la imagen a lo escrito llega incluso a establecer
la rivalidad entre ambos lenguajes; es posible escuchar aún a algunos docentes
decir que durante la narración de un cuento no muestran las ilustraciones
a los niños para no limitar su imaginación.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Existen actualmente en la ilustración de textos para chicos de nuestro
país y del mundo, propuestas estéticas que dialogan tanto con corrientes
pictóricas, como con otras esferas de nuestra cultura contemporánea
(medios audiovisuales, artes gráficas en general). Artistas que provienen
de las artes plásticas, del diseño gráfico, de la historieta
son productores de ilustraciones de gran valor artístico, que suponen un
lector infantil capaz de leer y gozar estéticamente de las imágenes
que les están destinadas. Sin embargo estas tendencias innovadoras chocan
y conviven con textos cuyas normas estéticas reproducen las ilustraciones
estereotipadas pretendidamente infantiles de hace 30 o 40 años. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Ocuparnos de la ilustración en los libros para niños <a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas"><span style="color: blue;">(22)</span></a>,
se ha vuelto imprescindible. ¿Qué consecuencias devienen del diálogo
entre la ilustración y el texto escrito? ¿Cómo leer analíticamente
el lenguaje de las imágenes frente al cual nos sentimos desamparados la
mayoría de quienes hemos recibido una formación centrada en la lectura
de textos escritos?. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Pero no sólo el texto y la ilustración deben ser tenidos en cuenta
cuando elegimos, cuando leemos o damos a leer un texto a los niños y jóvenes.
<span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/3/goldin.htm">Daniel Goldin</a></span>,
editor mexicano de libros infantiles, en una entrevista para la <i><span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/08/6/relalij.htm">Revista
Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil</a></span></i>, afirma: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;"><i>"Los libros son muchas cosas pero son, antes que nada, objetos que pesan,
se tocan, huelen, se ven, compran o intercambian. Como objetos, se instalan en
nuestro entorno y suscitan emociones y vivencias que no pueden agotarse en el
nivel discursivo, ‘lo que dice el texto’, ni siquiera en lo que dicen
el texto y las imágenes. Esa dimensión material, que siempre está
presente en la lectura y a la que los promotores de lectura y muchos maestros
y bibliotecarios no prestan atención, es totalmente determinante en la
formación de un lector." </i><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas"><span style="color: blue;">(23)</span></a></span>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Queda preguntarnos acerca del lector que postulan estas nuevas estéticas
en la literatura para chicos y jóvenes. En el caso del libro-álbum
en particular se trata de un tipo de libro cuyo origen está ligado a los
primeros lectores, aquellos que aún no poseen un manejo fluido del código
escrito; sin embargo el límite de edad (tan naturalizado en las prácticas
de mediación propias del campo de la literatura infantil), e incluso la
frontera entre un lector niño y un lector adulto no parece tan clara cuando
leemos un libro-álbum. Lo mismo sucede con textos paródicos y absurdos,
que pueden ser leídos y disfrutados por lectores pequeños tanto
como por adolescentes y adultos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Por otra parte, las ideas habituales acerca de lo que se considera leer son
puestas en cuestión por estos libros que otorgan a la imagen un lugar central.
Un niño que todavía no accedió a la comprensión del
código escrito puede, gracias al juego propuesto por la imagen, anticipar
o contradecir los sentidos que transmite el texto. Este tipo de libros confirma
que se puede leer antes de leer, si no nos atenemos a los parámetros clásicos
de lo que se considera "saber leer".</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Tanto la parodia, como otras formas de referencia intertextual, suponen la
apelación a los conocimientos de los lectores dentro de la literatura como
fuera de ella, pero estas referencias no deben ser consideradas como un límite
en la selección de los textos, ya que por el contrario los lectores pueden
acceder a tales conocimientos (un cuadro famoso en el caso de un libro álbum,
por ejemplo) a partir del libro mismo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Historias en las que el lector (y en algunos casos la voz que narra) no acaban
de saber qué ha pasado, o bien que impiden al lector olvidar que el texto
es un objeto construido, atentan contra formas de lectura "inocentes" convencionalmente
adjudicadas a niños y jóvenes. A partir de la lectura de estos libros
los chicos pueden iniciarse simultáneamente en el conocimiento de las convenciones
de la ficción, al mismo tiempo que leen distintas formas de transgresión
de tales convenciones.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Estos libros, a través de propuestas de innovación estética,
se abren a todos los niveles y posibilidades de lectura sin subestimar la capacidad
de los lectores, aun la de los más pequeños o de aquellos que tienen
dificultades. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: red; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;"><b>Abrir el juego en la selección de textos literarios</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Para finalizar, nos parece importante destacar que el énfasis que pusimos
en comentar y analizar las nuevas formas narrativas y sus consecuencias en las
lecturas no excluye a los clásicos o a propuestas de calidad que están
más cerca de las formas tradicionales. Por lo contrario, nos parece más
fructífera la idea de ampliar el canon existente que la de una absurda
y empobrecedora oposición entre lo nuevo y lo viejo. Recordamos que la
idea de canon tiene que ver con procesos de selección de textos que dan
cuenta de saberes, poderes, ideologías, modas, ideas acerca de los lectores,
etc. Como dice Claudia López, <i>"abrir un debate acerca del canon quiere
decir, cuestionar una autoridad: los libros sagrados"</i> <a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/8/abrir-el-juego.htm#notas"><span style="color: blue;">(24)</span></a>.
Lejos de sacralizar autores, géneros, formas, pensamos en la importancia
de no excluir y de ser lectores críticos y abiertos a todo, hasta a lo
que nos ofrece resistencia. En esa idea inclusiva, por ejemplo, nos parece preocupante
un canon que apuesta a "lo seguro" o a "lo fácil" y deja afuera a géneros
que ofrecen más incertidumbre como, por ejemplo, la poesía y la
literatura fantástica.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: large;">Si pensamos que cada vez es más frecuente que los primeros encuentros
de los chicos con los libros sean los que tienen lugar en la escuela, la imagen
de la literatura que vayan conformando tendrá mucho que ver con nuestras
elecciones, con nuestras decisiones. Por eso, ser desafiantes, críticos,
inquietos, buscadores incansables, predispuestos al juego y, sobre todo, abiertos
a la hora de elegir textos para los lectores que empiezan su propio camino, podrá
significar quizás que las bibliotecas que ayudemos a formar estén
pidiendo cada vez nuevos y muy bien nutridos estantes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: red; font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
<a href="https://www.blogger.com/null" id="notas" name="notas"></a>
</span></div>
<hr style="margin-left: 0px; margin-right: 0px;" />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">
</span><span style="font-size: small;"><b>Notas</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(1) Alvarado, Maite. "La crítica de literatura infantil en Argentina".
En: <i>Memoria </i><span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/03/5/ibby.htm">27º
Congreso Internacional del IBBY de Literatura Infantil y Juvenil</a></span>. Cartagena
de Indias, Colombia, 18 al 22 de setiembre de 2000.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(2) Wolf, Ema. <i>Historias a Fernández</i>. Buenos Aires, Editorial
Sudamericana, 1994. Ilustraciones de Jorge Sanzol.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Nota de <i>Imaginaria</i>: Ver también el artículo <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/03/3/bajour.htm">"La
vida o el sueño. Reflexiones sobre la relación entre el autor y
el lector infantil en el libro Historias a Fernández de Ema Wolf"</a></span>,
de Cecilia Bajour. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(3) Shavit, Zohar. <i>Poetics of Children's Literature</i>. Athens and London,
The University of Georgia Press, 1986.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(4) Alvarado, Maite y Massat, Elena. "El tesoro de la Juventud". En: <i>Filología</i>.
Año XXIV. Buenos Aires, Universidad Nacional de Buenos Aires, 1989. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(5) Montes, Graciela. Conferencia pronunciada en el Postítulo de Literatura
Infantil y Juvenil. Buenos Aires, Centro de Capacitación Docente CePA,
2003-2004. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(6) Mariño, Ricardo. <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/4/cambiandodetema.htm">"Cambiando
de tema..."</a></span>. En: <i>La Mancha. Papeles de literatura infantil y juvenil</i>
N° 8. Buenos Aires, marzo de 1999. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Nota de <i>Imaginaria</i>: El artículo también fue publicado
por <i>Imaginaria</i>, <a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/4/cambiandodetema.htm">aquí</a>. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(7) Larrosa, Jorge. "Venenos y antídotos". En: <i>La experiencia de
la lectura</i>. Barcelona, Laertes, 1998.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(8) Larrosa, Jorge. "La novela pedagógica". En: <i>Pedagogía
Profana</i>. Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas, 2000. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(9) Wolf, Ema. "¡Silencio, Niños!". En <i>¡Silencio, niños!
y otros cuentos</i>. Bogotá, Grupo Editorial Norma, 1997. Ilustraciones
de Pez.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(10) Larrosa, Jorge. "Venenos y antídotos". En: <i>La experiencia de
la lectura</i>. Barcelona, Editorial Laertes, 1998.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(11) Larrosa, Jorge. "El enigma de la infancia". En: <i>Pedagogía profana</i>.
Buenos Aires, Ediciones Novedades, Educativas, 2000.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(12) Como señalan Maite Alvarado y Elena Massat, haciendo alusión
a <i><span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/6/hadas.htm">La escuela de las hadas</a></span></i>
de Conrado Nalé Roxlo: <i>"A menudo esta absorción de la intención
apelativa por la narración se da a través de la autorreferencia:
tematizando o parodiando, muchos relatos infantiles se refieren al ‘enseñar’.
Así, en La escuela de las hadas, Conrado Nalé Roxlo tematiza, bajo
la forma de la novela de iniciación, lo apelativo didáctico, que
pierde su peso mensajístico, entre otras cosas, porque el texto construye
una enunciación representada delegando en los personajes el juego de enseñar
y aprender."</i> En: "El tesoro de la juventud", Revista <i>Filología</i>,
Año XXI, Buenos Aires, Universidad Nacional de Buenos Aires, 1989; pág.
54. Cabe aclarar que también la parodia ha llegado a cristalizarse en algunos
textos infantiles perdiendo su fuerza transgresora para caer en una forma más
de la repetición y el estereotipo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(13) Pescetti, Luis María. <i>Historias de los señores Moc y
Poc</i>. Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 2003. Ilustraciones de <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/08/1/okif.htm">O'Kif</a></span>.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(14) Wolf, Ema. <i>Los Imposibles</i>. Buenos Aires, Editorial Sudamericana,
1988. Ilustraciones de Jorge Sanzol. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(15) <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/10/7/libroalbum.htm">Los libros álbum
han tenido poco desarrollo en nuestro país</a></span>. Muchos de estos
textos, obra de autores de reconocimiento universal como Anthony Browne, Chris
Van Allsburg, David Mc Kee..., llegaron a nuestro país a través
de la <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/00/3/goldin.htm">colección Los
especiales de <i>A la orilla del viento</i> del Fondo de Cultura Económica
de México</a></span>. Estos libros importados se volvieron prácticamente
inaccesibles por su costo a partir de fines del 2001. Actualmente pequeñas
editoriales como <span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/12/6/pequenoeditor.htm">Pequeño
Editor</a></span> y Ediciones del Eclipse están desarrollando colecciones
dedicadas a los libros-álbum en Argentina. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">Para ampliar la información sobre este tema consultar los artículos:
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<ul style="text-align: justify;">
<li>
<span style="color: blue; font-size: small;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/08/7/librosalbum.htm">"Libros-álbum:
libros para el desafío. Una bibliografía"</a></span><span style="font-size: small;">, por Cecilia
Bajour y Marcela Carranza. En <i>Imaginaria</i> Nº 87 (Buenos Aires, 9 de
octubre de 2002). </span>
</li>
</ul>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<ul style="text-align: justify;">
<li>
<span style="color: blue; font-size: small;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/10/7/libroalbum.htm">"El libro-álbum
en Argentina"</a></span><span style="font-size: small;">, por Cecilia Bajour y Marcela Carranza. En <i>Imaginaria</i>
Nº 107 (Buenos Aires, 23 de julio de 2003). </span>
</li>
</ul>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(16) Otros títulos de este autor se destacan por el juego intertextual
son: <i>Willy el soñador</i> (México, Fondo de Cultura Económica,
1997) y <i>Las pinturas de Willy</i> (México, Fondo de Cultura Económica,
2000), ambos en la colección Los especiales de <i>A la orilla del viento</i>.
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(17) Algunos títulos de este autor en castellano: <i><span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/15/2/recomendados.htm#3">El
higo más dulce</a></span></i> (México, Fondo de Cultura Económica,
1995), <i>Jumanji</i> (México, Fondo de Cultura Económica, 1995),
<i>Los misterios del Señor Burdick </i>(México, Fondo de Cultura
Económica, 1996), <i><span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/10/0/rioseco.htm">Mal
día en Río Seco</a></span></i> (México, Fondo de Cultura
Económica, 2000) —todos en la colección Los especiales de
<i>A la orilla del viento</i>—, y <i>El Expreso Polar</i> (Caracas, Ediciones
Ekaré, 1998. Colección Libros de Todo el Mundo). </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(18) Pommaux, Yvan. <i><span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/08/4/chatterton.htm">Lilia</a></span></i>
(Caracas, Ediciones Ekaré, 1999), <i><span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/08/4/chatterton.htm">Detective John Chatterton</a></span></i>
(Caracas, Ekaré, 2000) y <i><span style="color: blue;"><a href="http://www.imaginaria.com.ar/10/5/suenointerminable.htm">El sueño interminable</a></span></i>
(Caracas, Ekaré, 2002), todos en la colección Libros de Todo el
Mundo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(19) Saramago, José (texto) y João Caetano (ilustraciones). <i>La
flor más grande del mundo</i>. Traducción de Pilar del Río.
Madrid, Editorial Alfaguara, 2001.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(20) Mariño, Ricardo. <i>Cuento con ogro y princesa</i>. Buenos Aires,
Ediciones Colihue, 1987. Colección El Pajarito Remendado. Ilustraciones
de Laura Cantón. (Existe edición entregada con el periódico
Página/12; Buenos Aires, 1999.)</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(21) El manuscrito de las <i>Aventuras de Alicia Bajo Tierra</i>, que Dodgson
obsequió a Alice Liddel el 26 de noviembre de 1864, incluía 37 dibujos
hechos por él mismo. Carroll <i>"escribía dando por sentada la presencia
de ilustraciones. ‘Si ustedes no saben qué es un Grifo, observen
la ilustraciones’, dice a los lectores en el Cap. IX de las Aventuras; quienes
en el Cap. XI quieren saber cómo el Rey se puso la corona sobre la peluca
son remitidos al frontispicio. Las imágenes dan detalles en los que el
autor no se pierde, para concentrarse en el diálogo (...) al mismo tiempo
no son un aditamento superfluo, sino la realización del texto. Buscó
como ilustradores artistas de primera línea. A todos pagó generosamente,
a todos controló trazo por trazo y con todos discutió el plan y
el detalle de cada dibujo hasta la exasperación. Comparando los apuntes
que a menudo proporcionaba al ilustrador con los dibujos finalmente publicados,
no quedan dudas de que se lo debe considerar coautor intelectual de las ilustraciones:
muchos de los trabajos de Tenniel y Furniss son bellas realizaciones de sus bosquejos,
a los que siguen con precisión y fidelidad." </i> Nota de Eduardo Stilman
para <i>Los libros de Alicia. La caza del Snark. Cartas. Fotografías</i>,
de Lewis Carroll. Buenos Aires, Ediciones de la Flor, Best Ediciones, 1998. Traducción
anotada de Eduardo Stilman. Prólogo de Jorge Luis Borges. Ilustraciones
de John Tenniel, Henry Holiday, Lewis Carroll y Hermenegildo Sábat.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(22) Respecto a los libros ilustrados señala Margaret Meek: "Un libro
ilustrado invita a todo tipo de lectura y permite la invención de un conjunto
de historias en vez de una sola. Sólo los libros ilustrados, con su variedad
de perspectivas y puntos de vista, técnicas artísticas y formas
de enseñar convenciones respecto a imagen y texto, ofrecen la oportunidad
y los medios para definir la poética de una literatura que se dirige exclusivamente
a los niños. En el artículo "¿Qué se considera evidencia
en las teorías sobre literatura para niños?", por Margaret Meek,
en <i>Un encuentro con la crítica y los libros para niños</i> (Caracas,
Banco del Libro, 2001; colección Parapara-Clave).</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(23) Guzmán, Malí. "Especiales <i>A la orilla del viento</i>.
Entrevista con Daniel Goldin". En: <i>Revista Latinoamericana de Literatura Infantil
y Juvenil</i> N° 12; Bogotá (Colombia), Fundalectura, julio-diciembre
de 2000, pág. 26.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;">(24) López, Claudia. "Venturas y desventuras del canon literario en
la escuela". En: <i>La Mancha. Papeles de literatura infantil y juvenil</i> Nº
5. Buenos Aires, noviembre de 1997; pág. 18.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<hr style="margin-left: 0px; margin-right: 0px;" />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><a href="https://www.blogger.com/null" id="bajour" name="bajour"></a></span>
</div>
<hr style="margin-left: 0px; margin-right: 0px;" />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><b>Cecilia Bajour </b>(<a href="mailto:cecibajour@infovia.com.ar" target="_blank">cecibajour@infovia.com.ar</a>)
es Profesora en Letras. Se desempeña como docente en la Escuela de Capacitación
(CePA), de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires. Es miembro del Equipo de Coordinación Académica
del Postítulo de Literatura Infantil y Juvenil, y coordinó la Cátedra
Abierta "Nuevas miradas sobre la literatura infantil y juvenil contemporánea".
Forma parte del Equipo de Coordinación del Programa de Capacitación
para Maestros Bibliotecarios de la Ciudad de Buenos Aires (todas instancias organizadas
por CePA). Es docente de Literatura Infantil en la Licenciatura en Letras de la
Universidad Nacional de San Martín. Participa como expositora en Jornadas
y Congresos de la especialidad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><a href="https://www.blogger.com/null" id="carranza" name="carranza"></a></span>
</div>
<hr style="margin-left: 0px; margin-right: 0px;" />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><b>Marcela Carranza </b>es maestra y Licenciada en Letras de la Universidad
Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión
e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) formó parte de
la coordinación del programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los
Cuatro Vientos" y del equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección
de Libros. Publicó artículos en revistas y participó como
expositora en congresos de la especialidad. Actualmente se desempeña como
coordinadora de talleres en el área de la literatura infantil y juvenil
en la Escuela de Capacitación Docente (CePA), de la Secretaría de
Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y profesora tutora
en el Postítulo de "Literatura Infantil y Juvenil" de la misma institución. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><span style="font-size: small;">Texto tomado de revista Imaginaria. </span></span></div>
</div>
</div>
</div>
Fedosy Santaellahttp://www.blogger.com/profile/17928196935012669888noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7722300204563618939.post-47235323700773136312014-09-07T08:12:00.000-07:002014-09-07T08:12:22.730-07:00Bolsa de plástico de Karmelo C. Iribarren<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5dgNO5hwL3OULyo_MLFwT7qShHnYcqa-eJHUqPEbm4D2bTlpwR3Hxl-waGAB_LJkaSfuUCt_UXjDqT-oB4MEIB2te4WFlV17HVVcy_gDPpqXi8h8h9x_RZjwczkxedSVRjm1Dg5JDatcp/s1600/BOLSA+DE+PL%C3%81STICOdef.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5dgNO5hwL3OULyo_MLFwT7qShHnYcqa-eJHUqPEbm4D2bTlpwR3Hxl-waGAB_LJkaSfuUCt_UXjDqT-oB4MEIB2te4WFlV17HVVcy_gDPpqXi8h8h9x_RZjwczkxedSVRjm1Dg5JDatcp/s1600/BOLSA+DE+PL%C3%81STICOdef.jpg" height="400" width="256" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOL_QjbtsYM3Btjys0L77DXncT9us00XQJn3q2doOzQ9ESLFuXShyFpSlbMpn2WvCAQdGhEqCYPNrlwqhdwIIyCtAKmc6OGzQ2bwAFH_Tw5RHUiEXMwPVzNMPlYw6DchcKyArDl8MzM0H_/s1600/BOLSA+DE+PL%C3%81STICO+ILUS.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></a></div>
<br />
<br />
<span style="font-size: large;">Mírala<br />
ahí<br />
en mitad de la calle<br />
sola<br />
quieta<br />
<br />
temerosa<br />
de que aparezca el barrendero<br />
<br />
soñando<br />
con un poco de viento<br />
para sentirse<br />
nube.</span>Fedosy Santaellahttp://www.blogger.com/profile/17928196935012669888noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7722300204563618939.post-33393358434774289162014-09-07T08:00:00.001-07:002014-09-07T08:03:20.514-07:00Terreno en obras (o "Apto para niños") de Walter Benjamin<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6PyYVjT_D4z5KkVfwXVP3y5gdb544F40qeSHHXhuHveS8lYIN0z0y8ZYs3UYUsCUYmuPlQoi3w_C9nbmUHjDXUy5_MWopvgSt-32qVL3swVAtUOF2pL6lmqK7OtNK7q6RtCHUhj6287Kq/s1600/en_construccion.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6PyYVjT_D4z5KkVfwXVP3y5gdb544F40qeSHHXhuHveS8lYIN0z0y8ZYs3UYUsCUYmuPlQoi3w_C9nbmUHjDXUy5_MWopvgSt-32qVL3swVAtUOF2pL6lmqK7OtNK7q6RtCHUhj6287Kq/s1600/en_construccion.jpg" height="240" width="400" /></a></div>
<h3>
<span class="fgprincipal"><br /></span></h3>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Es tonto cavilar pedantemente sobre la fabricación de objetos
(material visual, juguetes o libros) que sean aptos para niños. Desde la
Ilustración, ésta es una de las especulaciones más enmohecidas de los
pedagogos. Su afición por la psicología les impide advertir que la
tierra está llena de los más incomparables objetos de atención y uso
para chicos. Y de los más determinados. Pues los niños se inclinan
especialmente por visitar cualquier lugar de trabajo en donde sea
visible el accionar sobre las cosas. Sienten una atracción irresistible
por los desechos que generan la construcción, el trabajo en el jardín o
en la casa, la costura y la carpintería. En estos productos residuales
reconocen el rostro que el mundo de los objetos les muestra a ellos y
sólo a ellos. Con estos desechos, en el juego, no reproducen las obras
de los adultos, sino que ponen en nueva e inesperada relación materiales
heterogéneos. De este modo los niños construyen por sí mismos su mundo
objetual, uno pequeño dentro del grande. Habría que tener presentes las
normas de este pequeño mundo cuando se quiera hacer algo deliberadamente
para niños.</span></div>
Fedosy Santaellahttp://www.blogger.com/profile/17928196935012669888noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7722300204563618939.post-76234097092831710882014-09-07T07:50:00.000-07:002014-09-07T07:50:01.955-07:00Dos cuentos de Antonio Orlando Rodríguez<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNE-lbVlkD55E1X_Q-a0SgigHthEvVEsESZqEWkWkn_By3CMsu5jym-6JUt9Wc0QvshtRT4a7R4WVzC6Zwy1qWJm7DAP9reEHGt3206CtLXUvYAuXr9Adhrk5iJZ9N_go5VfrczMfTMUmC/s1600/japanisradio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNE-lbVlkD55E1X_Q-a0SgigHthEvVEsESZqEWkWkn_By3CMsu5jym-6JUt9Wc0QvshtRT4a7R4WVzC6Zwy1qWJm7DAP9reEHGt3206CtLXUvYAuXr9Adhrk5iJZ9N_go5VfrczMfTMUmC/s1600/japanisradio.jpg" height="400" width="285" /></a></span></b></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-size: large;">Regalo</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Me regalaron un radio japonés. Pero no entiendo nada de lo que dice.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPI74IAFr_85U9hOe_UbUk62DuA_VavItSfE3IAOPvXEjQsnBGKZp7p2bHdpfzhTCYwqu-MqpXbuT_2GnGUKp5jz9FQbeoR6-_VoRi5Uy1lBtKEcEFvq9vxft0y_6FAO_ixOZk6Z-_Oe8F/s1600/flower_and_piano.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPI74IAFr_85U9hOe_UbUk62DuA_VavItSfE3IAOPvXEjQsnBGKZp7p2bHdpfzhTCYwqu-MqpXbuT_2GnGUKp5jz9FQbeoR6-_VoRi5Uy1lBtKEcEFvq9vxft0y_6FAO_ixOZk6Z-_Oe8F/s1600/flower_and_piano.jpg" height="266" width="400" /></a></span></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-size: large;">El piano</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Un lunes por la mañana, Mozart se puso su pelica de algodón de azúcar y sus escarpines de rayas negras y amarillas, y empezó a tocar en el piano una música cantarina. ¡Oh sorpresa Entre las teclas del intrumento súbitamente nació una flor. Al día siguiente, creció otra; y después se asomaron muchas más. Cuando llegó el domingo, el piano era un jardín y Mozart le regalaba al mundo los sonidos más olorosos y perfurmados que se hubieran escuchado jamás.</span></div>
<br />
<br />
<br />Fedosy Santaellahttp://www.blogger.com/profile/17928196935012669888noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7722300204563618939.post-14098119349392506732014-09-07T07:35:00.000-07:002014-09-07T07:36:40.186-07:00La esponja de Fabio Morábito<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu8mUkxkytxd109bIutaNP0amXcWnISlkplYp8MvBvL3vNc4jfBSoe0EqHNO7GEuZD5TwVyGu_KNfKuEuIi2qrDXsty10N0Ht4ZEpm2Br5e2EjZwDlYiOQ3734Pxy5b-vXyevCfK3jvprr/s1600/esponja.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu8mUkxkytxd109bIutaNP0amXcWnISlkplYp8MvBvL3vNc4jfBSoe0EqHNO7GEuZD5TwVyGu_KNfKuEuIi2qrDXsty10N0Ht4ZEpm2Br5e2EjZwDlYiOQ3734Pxy5b-vXyevCfK3jvprr/s1600/esponja.jpg" height="333" width="400" /></a></div>
<div class="cuerpo">
</div>
<div class="cuerpo" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Si
en un plano colocamos un cierto número de pasillos y galerías que se
crujan y se comunican, obtenemos un laberinto. Si a este laberinto le
conectamos por todas partes, arriba, abajo y a los lados, otros
laberintos, es decir otros planos de pasillos y galerías, obtenemos una
esponja. La esponja es la apoteosis del laberinto; lo que en el
laberinto es todavía lineal y estilizado en la esponja se ha vuelta
irrefrenable y caótico. En la esponja la materia galopa hacia afuera,
repelente a cualquier centro. Es dispersión pura. Imaginemos una manada
de animales que huyen del ataque de un felino y, dentro de esa manada, a
un grupo de individuos situados bastante lejos de la fiera pero no por ellos menos aterrorizados. Ese trozo de manada marginal pero no
periférico, cargado de (error pero relativamente a salvo, es una
esponja, mezcla de delirio e invulnerabilidad.</span>
<span style="font-size: large;"></span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
Es esa mezcla lo que nos hace sentir que la esponja es la
herramienta menos dueña de sí misma, la más exterior, la que no guarda
nada y la más nirvánica. Sus miles de cavidades y galerías son como la
disgregación que en cualquier estallido precede la pulverización final;
su asombrosa falta de peso es ya un principio de caída y ausencia.
Frente a eso, la ligereza de una pluma de ave tiene escaso mérito; está
demasiado conectada con su pequeñez; es una ligereza que se constata
pero que no sorprende. La de la esponja, en cambio, es una ligereza
heroica.</span>
<span style="font-size: large;"></span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
Esa ligereza es prueba de su total disponibilidad y entrega.
Incluso, de tan extrema, esa entrega parece tomar la forma de una
rapacidad insaciable. La esponja chupa y absorbe, pero no tiene ningún
receptáculo fuera de ella misma en donde guardar lo absorbido. No tiene
aparato digestivo. No procesa nada, no retiene nada, no se adueña de
nada. Tan sólo es capaz de prestarse hasta el último retículo. ¿Para
qué? Ni ella lo sabe. Por eso no habla, confabula. El agua la invade
como una consigna que nadie entiende pero que todas sus galerías repiten
con apuro propagándola como un incendio. Ninguna boca queda muda. La
esponja es aerifica. De ahí lo fácil que es penetrarla por arriba y por
abajo, hurgar hasta en sus últimos escondrijos y aligerarla de todos sus
secretos. Basta volverse agua. ¿Y quién no se vuelve agua frente a una
esponja? Miremos al hombre que tiene una esponja en la mano, cómo la
manosea y la observa; está mimando, sin quererlo, los movimientos del
agua. Y el agua no se halla nunca tan dueña de su expresión, de su voz,
como dentro de una esponja. Su principal ocupación, que es caer,
encuentra en la esponja, en ese escenario concentrado y tangible, una
experiencia cabal de todos sus quehaceres y aptitudes, como en un
laboratorio. Lo que hace la esponja con sus mil ramificaciones es frenar
la caída del agua para que el agua se nombre a sí misma sin dificultad,
limpia y humanamente. En la esponja el agua recobra fugazmente manos y
pies, tronco, dedos y cartílagos, o sea un germen de autoconciencia, y
vuelve a sí misma después de cumplir con una tarea concreta: escudriñar a
fondo, sin errores ni olvidos, un cuerpo que permanecía seco. Plenitud
no sólo del agua sino del amor.</span>
<span style="font-size: large;"></span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
Pocas cosas, pues, tan de cabo a rabo como la esponja. Es el
anonimato en su forma más pura. No tiene carácter, es decir hábitos,
manías, reincidencias, callosidades, endurecimientos. Su dibujo capilar
es ecuánime, no hay ahí obstrucciones como tampoco vías rápidas, atajos o
brechas; cada membrana y cartílago participan con la misma intensidad
en la actividad en común. Es como si la materia, por una vez, hubiera
renunciado a cualquier acumulación de fuerza en algún punto, a la menor
superposición de residuos; como si se hubiera empeñado en fraccionar el
menor asomo de ganglio, de veta o de nervio; como si a través de
tortuosos cálculos, rodeos, idas, vueltas y repasos incesantes hubiera
acabado con toda adiposidad e inercia y terquedad; con toda estupidez.
Resultado: una materia ágil y despierta, recorrible y pronunciable. Y
algo más: una materia sin poder, ignorante en el sentido más puro, no
ajena a la emoción.</span>
<span style="font-size: large;"></span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
La mitad de la mitad de la mitad; he aquí la pequeña ley que
rige a la esponja. Una ley que la esponja lleva a cabo con una
obstinación y un rigor admirables, y que quiere decir, sin más, la
partición al centésimo, al milésimo o a lo que haga falta para
neutralizar cualquier intento de sedimentación, de tribalización, de
patriarcado. Siendo que su pasión es la confabulación y el jolgorio, la
lubricación y el bombeo, lo que necesita son bifurcaciones y desvíos, y
desvíos de desvíos, y ramales de ramales de ramales; todo fraccionado,
todo a la mitad de la mitad, todo en giro, todo femenino, todo ya.</span>
<span style="font-size: large;"></span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
De ahí su vocación de filtro, de destilante. El filtro, es
bien sabido, es una caída frenada al milésimo, una herramienta de
disuasión; disuade frenando y mareando. Es un interrogatorio. La culpa,
que es siempre un botín, un fardo ilícito, queda al fin en evidencia y
neutralizada en forma de grumo. Lo que permanece es la esencia, la
pobreza inicial, pues un filtro no es otra cosa que un viaje a
contrapelo en busca del comienzo perdido. Es pues un recordatorio, quizá
una confesión. Y, paradójicamente, la esponja es la expresión de la
desmemoria: no admite sumas ni acumulaciones. Es franciscana. Y otra
cosa: tiene temperamento atlético; no puede permitir que nada se enfríe,
que envejezca. Así, aunque no lo queramos, cada vez que exprimimos una
esponja, en los cartílagos y tendones de nuestra mano se insinúa el
secreto deseo, que nunca nos abandona, de rehabilitarnos a fondo, de ser
otros, disponibles y ligeros como el primer día. Pues no cabe duda de
que el primer día era sencillamente eso, una esponja.</span></div>
<div style="background-color: white; border: medium none; color: black; overflow: hidden; text-align: left; text-decoration: none;">
<br /></div>
Fedosy Santaellahttp://www.blogger.com/profile/17928196935012669888noreply@blogger.com0